Carmelo López-Arias es un respetado y querido periodista que desarrolla su labor profesional como director adjunto de Religión en Libertad y miembro del comité editorial de la revista Razón Española. Precisamente en esta publicación ha escrito una amplia reseña del libro: Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida publicado en LibrosLibres.
A continuación, el artículo íntegro:
¿Qué está pasando en el mundo? Hay dos guerras en curso en Ucrania y en Gaza, Estados Unidos ha dejado de ser la potencia hegemónica, se teme desde hace años una nueva crisis financiera mundial por el nivel de endeudamiento de numerosos países y el estallido de la burbuja inmobiliaria china, el desprestigio de los partidos clásicos es generalizado, la inteligencia artificial asoma como una nueva revolución tecnológica y económica de pronóstico incierto… Pero lo más relevante para la ciencia política es que se está trabajando activamente en la implantación de una dictadura global que pivota sobre dos ejes: la identificación digital como mecanismo de control y la manipulación emocional como instrumento habitual de gobierno.
Algunos libros empiezan a denunciarlo, y uno de ellos es el que acaba de publicar Álex Rosal, buen conocedor de las técnicas de comunicación propias del mundo moderno y de su evolución inmediata, y, sobre todo, veterano de mil batallas culturales. Ha sido brillante editor en el Grupo Planeta, del que se descabalgó para iniciar una trayectoria propia cuyo santo y seña es la incorrección política. Casi nadie se atrevía a cuestionar el cambio climático, la ideología de género, la versión oficial sobre la Segunda República y la Guerra Civil o los dogmas del lobby gay sobre la identidad homosexual cuando lanzó a las librerías títulos muy comprometidos al respecto. Como periodista, es el auténtico renovador de la información religiosa en España en los últimos veinte años: con su impulso han nacido los proyectos más pujantes en ese ámbito, siempre bajo la divisa de que al católico de a pie no le atrae la politiquería eclesial, sino las historias sobre la acción de Dios en el mundo… y la lucha sin complejos contra quienes pretenden impedirla.
Sabe, pues, de lo que habla cuando despieza en 135 píldoras (historias breves, informaciones claras, argumentos potentes), que son los epígrafes de que consta este libro, la estrategia de dominación sociopolítica en curso y algunas sugerencias para evadirse de ella y combatirla.
Quienes están dirigiendo este proceso siguen siete pautas muy eficaces: 1) colmar de distracciones al pueblo al que se quiere someter; cumple bien esa tarea la trivialidad e intrascendencia que saturan las redes sociales; 2) mantener asustada a la población, generar inseguridad que induzca a aceptar la supuesta protección del poder al precio que éste nos pida; 3) crear las condiciones para que los ciudadanos se denuncien unos a otros como «policías del pensamiento» (las Universidades woke, por ejemplo) y se autocensuren; 4) suscitar enfrentamientos entre grupos sociales, en una aplicación ampliada de la lucha de clases marxista; 5) instalar sistemas de control análogos al «crédito social» chino, al que Rosal dedica bastantes e inquietantes páginas, combinando sanciones y recompensas; 6) subvencionar a los medios como garantía, no tanto de que no opinen de forma contraria al poder anónimo, sino de que no informen de aquello que el poder anónimo quiere mantener oculto y de que se presten gustosamente a las antedichas campañas de alarma, delación, denigración, etc.
¿Y quiénes son los «bárbaros» del título? Su utopía, explica Rosal, consiste en trastocar el orden natural de las cosas para crear un nuevo estilo de vida envuelto en «mercancía ideológica sugestiva y atrayente» que, simplemente «es pura mentira». Da lugar a una esclavitud personal a través de la adicción digital, a una esclavitud social a través de la intimidación mediática, y a una esclavitud política a través de la conservación del poder mediante la orientación de las emociones. Hay dos tipos de bárbaros, los «globalitarios», cuya aspiración es la maximización del beneficio manejando las necesidades de consumo, y los de la «izquierda revolucionaria», cuya misión es «deconstruir la sociedad de arriba abajo [para] crear un “hombre nuevo” que encarne las aspiraciones de un nuevo Edén en la tierra».
El autor apunta los nombres y apellidos de esos bárbaros: Big Tech, Agenda 2030, Foro de Davos, Naciones Unidas… hoy los gobernantes nacionales son meros ejecutores de políticas que decide una minoría extraordinariamente poderosa y con objetivos que no ocultan. Estas páginas no inciden tanto en los objetivos como en los medios para alcanzarlos, porque Rosal aspira a crear guardianes que les hagan frente. Para ello suministra una nutrida información sobre algunos de esos métodos.
Sobre el miedo, analiza a fondo el fantasma del pesimismo malthusiano y la superpoblación, con sus profecías apocalípticas fallidas, o las concernientes al cambio climático (enfriamiento o calentamiento, pues ha ido evolucionando en función de intereses). En concreto, recoge 42 previsiones catastrofistas con las que los grandes titulares han amedrentado a la población desde hace sesenta años y no se cumplieron, y 12 con las que nos están amedrentando hoy mismo, y correrán el mismo destino. Pues no tienen como finalidad anticipar nada, sino ser utilizadas como pretexto para incrementar la angustia de las personas para que asuman de mejor grado los crecientes recortes de libertades que nos venden como solución.
Sobre las redes sociales y los dispositivos móviles, ofrece datos valiosísimos que permiten comprender los algoritmos que los dirigen, el gran arcano para el usuario común. Es lo que llama «la dictadura de la atención», pues no tienen otro objeto que ése: mantenerla aferrada e interpretarla con los datos que el propio historial del cliente ofrece a su proveedor, casi siempre de forma inconsciente. La urgencia de las respuestas que exige esta reciente forma de vida nos come el tiempo y nos impide elevar nuestro pensamiento para salirnos del mátrix.
Rosal también somete a exhaustivo análisis el sistema de crédito social chino, destinado a hacer la vida imposible a cualquiera cuyas rebeliones (da igual de qué tipo sean: infracciones, opiniones, disensos) vayan mermando su puntuación. La sanción es, en algunos casos, automática, e incluye el señalamiento público de los apestados, hasta el punto de que la propia cercanía a ellos pueda menguar los puntos propios. En la Unión Europea ya se está hablando de la posibilidad de unificar los datos sanitarios y el rastro de nuestra «huella de carbono» que deja nuestra vida como forma de monitorizarla.
Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida sería un libro distópico si no fuera porque el autor lo ha escrito con una gran cercanía a través de un lenguaje sencillo y nada discursivo, que nos trae un aluvión de historias e informaciones que van generando convicción sin necesidad de grandes disquisiciones. Y, sobre todo, porque está concebido como manual de resistencia. Enseña cómo «romper el candado diabólico» o cómo «hacer frente a los apocalípticos», y apela a la movilización del lector: «¡Despertad! Estamos en guerra. Entra en la batalla».
Ese ¡Despierta! es el primer mandamiento de su decálogo del combatiente, y, desde luego, si estas páginas no despiertan al lector con las evidencias presentadas, nada lo hará; el segundo es Haz algo, aunque sea poco, pero ayuda a ganar esta guerra; y así va desgranando y explicando los siguientes: arrastra con el ejemplo, vive en la verdad, evita la soledad, controla tu tiempo, convéncete de tu influencia, etc.
Como impulso final, Rosal invoca el espíritu de la Reconquista: «No hace falta hacer mucho más. Solo tomar conciencia de lo que nos pasa, dar un paso al frente y hacer un gesto de dignidad. Está en juego todo lo que amamos».
Carmelo López-Arias
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«Despierta combate a los bárbaros que arruinan tu vida» (Libros Libres), de Álex Rosal, 288 páginas, 20 euros
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