Despertar para poder defender todo aquello que amamos

Álex Rosal firmando libros
Álex Rosal firmando libros

Josep Maria Francàs, comunicador y contertulio televisivo, además de biólogo, entrevista a Álex Rosal en el altavoz de Rebelión en la Granja. A continuación, la entrevista íntegra:

Conversación tranquila de Josep María Francàs con Álex Rosal, periodista y editor. Dirige las editoriales LibrosLibres y VozdePapel, así como el portal Religión en Libertad. Preside la Fundación Nueva Evangelización para el Siglo XXI. Está casado y tiene tres hijos. Ha escrito “Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida” .

JMF: ¿Por qué LibrosLibres?

AR: Porque necesitamos, más que nunca, libros que estén libres de ideologías tóxicas que nos empujan al precipicio vital.

JMF: ¿Y Voz de Papel? ¿Son muy distintas?

AR: LibrosLibres es una editorial generalista en donde cabe todo tipo de materias y géneros. En cambio, VozdePapel es una editorial enfocada a dar vida al pulmón espiritual. Literatura puramente religiosa.

JMF: En tu libro “Despierta y combate a los bárbaros que arruinan tu vida”, dices textualmente que «la política se ha convertido en un deporte de alto riesgo» riesgo para los ciudadanos, pienso yo, que son gobernados por ellos…

AR: Ja, ja… Pues sí, Josep Maria, tienes razón… Los ciudadanos sufrimos a esos malos gobernantes que traicionan sus principios por mantenerse vergonzosamente en el poder. Ya lo decía Péguy: “Las patrias son defendidas por los pobres y vendidas por los ricos”. En este caso, los pobres somos todos los que carecemos de un poder real para revertir a corto plazo esta traición que vivimos estos días.

JMF: También en la introducción hablas de los resortes del poder y expones siete. No se por qué pero estos días estos párrafos me han parecido proféticos…

AR: Josep Maria, lo que estamos viviendo estos días es el resultado de años de trabajo para la extensión del mal por parte de los bárbaros, que han construido con eficacia una telaraña diabólica que tiene como finalidad controlar las mentes y las acciones de los ciudadanos. No lo hacen a lo bruto, al estilo nazi o soviético, imponiendo una dictadura violenta y atroz. No. Es todo más sutil. El filósofo Augusto del Noce considera que “el nuevo totalitarismo está tan perfeccionado que no necesita de persecuciones físicas ni campos de concentración”.

Esta telaraña de los bárbaros tiene, como decías, siete pasos para dominar a la población y perpetuarte en el Poder:

Primero: Llénalos de distracciones. Si logras que los ciudadanos estén entretenidos, sepultados por una avalancha de informaciones intrascendentes, consumiendo horas y horas de televisión, y poniendo su atención en vídeos tontos de TikTok, memes de Whatsapp y chismorreos de Instagram y Facebook… se creerán capaces, aunque no tendrán tiempo para nada más.

Segundo: Mételes miedo. Genera pánico. Fíjate en los corderitos. Cuando el pastor grita “¡qué viene el lobo!”, los animalitos corren como locos a refugiarse en el establo. Los humanos somos iguales que esos borregos. Buscamos protección ante una catástrofe, y si el Poder nos ofrece esa seguridad, aceptamos cualquier sacrificio que nos pida.

Tercero: Crea las condiciones para que se censuren. Lograrás un gran éxito si una buena parte de los ciudadanos se convierten en policías del pensamiento y acusan a otros de comportamientos incorrectos, amenazándolos con expulsarlos de la tribu.

Cuarto: Crea enfrentamientos. Hombres contra mujeres, negros contra blancos, zurdos contra diestros, proletarios contra capitalistas… que haya tensión y clima de lucha permanente.

Quinto: Controla a la población con un sistema de crédito social. Copia a los chinos. Ellos han conseguido un sistema que combina sanciones con recompensa, obligando a un comportamiento que facilita un control casi total. Es un autoritarismo casi invisible.

Sexto: Subvenciona a los medios. No hace falta que tengas la titularidad de sus cabeceras, simplemente cómpralos con ayudas y subvenciones, y te asegurarás su lealtad.

Séptimo: No discutas; ese debate ya está perdido. Cada vez que salte un escándalo no dediques mucho esfuerzo a defenderte.. Entierra ese alboroto ofreciendo nuevas distracciones y noticias. Oblígalos a que hablen de otros temas…

Ah, y por último, los bárbaros saben algo muy importante: apenas tienen resistencia. Sus adversarios se quejan mucho, pero delegan siempre su responsabilidad de combate en otros. Son inofensivos…

JMF: ¿Quiénes son para ti hoy los bárbaros?

AR: Los bárbaros son arquitectos de la maldad que quieren poner patas arriba al mundo, invitándonos a experimentar un nuevo Paraíso que no es más que otro infierno en la tierra. La utopía de los bárbaros es trastocar el orden natural de las cosas para crear un nuevo estilo de vida que sólo nos traerá más esclavitud. El envoltorio de su mercancía ideológica es sugestiva y atrayente, pero es pura mentira. Provoca víctimas, sobre todo entre los más jóvenes.

Los bárbaros necesitan crear las condiciones para que los ciudadanos se conviertan en semi-esclavos. Necesitan romper naciones y fragmentarlas en pequeños Estados para poderlas controlar mejor. Precisan dividir las sociedades y enfrentarlas para pescar abundantemente en río revuelto. Requieren comunidades humanas con escasos vínculos para, aislando a las personas, dominarlas con facilidad.

Quieren individuos cada vez más frágiles, subordinados y con adicciones. Para ello impulsan el desmantelamiento de la familia, favoreciendo su desestructuración y división. Crean dudas de identidad desde la más tierna infancia para incrementar los sujetos que tendrán problemas a lo largo de su existencia. Empujan una lucha de sexos para crear desconfianza entre hombres y mujeres. Otra lucha entre razas señalando siempre a los blancos como verdugos. Extensión de una paga universal para crear dependientes económicos de por vida… En fin: enfrentar y fomentar el odio entre iguales para fabricar una sociedad dividida, cuyos hombres y mujeres estén asilados entre sí, y no puedan rebelarse ante un Poder que impone una nueva manera de vivir.

JMF: Y, nosotros, ¿realmente somos inofensivos?

AR: Completamente. Decía Edmund Burke que “para que el mal triunfe, sólo hace falta que los hombres buenos no hagan nada”. Y Albert Einstein señalaba que “el mundo es un lugar peligroso para vivir; no por las personas malvadas, sino por las personas buenas que no hacen nada al respecto”.

El problema no es de los bárbaros que cumplen con su hoja de ruta para extender el mal en el mundo. El problema es de los hombres y mujeres buenos que no hacen nada para frenar este mal al delegar su responsabilidad en otros. Creen que son los políticos, empresarios, académicos, periodistas, obispos… los que deben enfrentarse al mal, y es claro que también lo deben hacer, pero no se dan cuentan de que cada uno tenemos una responsabilidad de aportar nuestro pequeño granito de arena a esa tarea.

Esa inacción, ese no hacer nada, esa suma de miles de micro-cobardías, es lo que nos ha llevado al borde del precipicio como sociedad. Es posible de que se quejen agriamente por lo que nos pasa, pero más allá de gritar cuatro bravuconadas, su crítica es estéril.

Es hora de despertar. Los hombres y mujeres buenos tienen que convertir esas micro-cobardías, tan común en nosotros, en micro-valentías, para revertir esta situación.

JMF: Que micro-valentias sugieres…

AR: Josep Maria, creo que lo más importante es ¡despertar! Darnos cuenta de lo que está en juego, que es todo aquello que amamos. Hasta ahora no valorábamos del todo el privilegio que tenemos de disfrutar de nuestro estilo de vida: vivir con libertad de movimientos, de emprendimiento, de expresión, de pensamiento, con capacidad de educar a nuestros hijos con nuestras creencias. También el poder disfrutar de unas condiciones de igualdad entre ciudadanos, de bienestar… pero todo eso podemos perderlo en cualquier momento. Por eso tenemos que dar un paso al frente, y combatir a estos bárbaros que nos están robando nuestra vida, no tanto porque los odiados, sino porque queremos defender todo lo que amamos.

La estrategia de los bárbaros para desanimarnos y anularnos como ciudadanos libres es agotarnos en el trabajo, ganando cada vez menos dinero, y empujarnos a disfrutar de los chutes de dopamina que nos ofrece el entretenimiento tecnológico. No hay tiempo en el día a día para mucho más; es una realidad. Por eso no pido nada extraordinario. Solo un pequeño gesto diario o semanal que, aunque se considere intrascendente, la suma de miles o millones de gestos se pueden transformar en una verdadera revolución. Solo eso, un pequeño gesto.

¿Qué gestos? Por ejemplo: «Negarnos a decir lo que no pensamos» en nuestro círculo de amigos o en el trabajo, y romper así con la dictadura de la conformidad. Eso nos puede llevar a ser expulsados de la tribu, pero es mejor estar solos viviendo en la verdad que estar arropado por la muchedumbre instalados en la mentira.

Otro gesto podría ser abordar a nuestros familiares y amigos para iluminar los hechos presentes, sabiendo que lo que más influye en una persona no es tanto lo que diga el tiktoker de turno, como el consejo de una madre o un padre, los abuelos, un hermano o un amigo.

También apoyar económicamente, con una pequeña mensualidad, a un altavoz mediático que diga la verdad. O crear vínculos comunitarios para sacar a la gente de la soledad. Hay que volver al bar o al coro parroquial o a la pachanga de fútbol para poder vernos, hablar, desahogarnos… Evitar la soledad es un sano antídoto contra los totalitarios que nos quieren manipulables y desvinculados.

En fin, de lo que se trata es que cada uno se proponga aportar un pequeño gesto patriótico o de dignidad -cada uno sabrá lo que puede hacer- para romper esa telaraña diabólica que nos hace semi-esclavos del Poder. Y tenemos que ser conscientes de que ese ejemplo, arrastra. Cada nuevo gesto ayuda a los demás a salir de la zona de confort.

JMF: ¿Ayudará tu libro -a los que lo lean- a detectar a los bárbaros y a no ser tontos, además de inocentes y a despertarnos?

AR: Ja, ja… Eso espero, Josep Maria. El libro es un manual para detectar a esos bárbaros que arruinan nuestra vida, y que están muy presentes en los ámbitos económicos, mediáticos, culturales o del mundo de la educación, así como dar a conocer las técnicas que utilizan para envolvernos con esa telaraña diabólica que nos ahoga como ciudadanos.

Asimismo, intentó ofrecer las herramientas para combatirlos y evitar así caer en el precipicio al que nos empujan.

JMF: Pues entonces, Alex, animo a mis lectores a que lo compren y lo lean con calma si quieren dejar de ser los sufrientes inocentes ya condenados. Mil gracias, felicidades y hasta pronto. Un abrazo

AR: Gracias Josep Maria. Ha sido una entrevista profunda y entretenida. Gracias de nuevo.

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