«Hay políticos con una verdadera obsesión por influir en el Papa, en especial con el Valle de los Caídos»

Paco Pepe Fernández de la Cigoña y Álex Rosal
Paco Pepe Fernández de la Cigoña y Álex Rosal

El periodista Álex Navajas, responsable de la sección de Religión de El Debate, reúne frente a frente: Álex Rosal y Paco Pepe F. de la Cigoña.

A continuación su entrevista íntegra:

Son dos de los mayores expertos en temas de Iglesia en España, y entre ambos suman centenares de miles de lectores en sus portales de internet.

Álex Rosal fue el primer laico en tener un puesto de relevancia en la Conferencia Episcopal Española (CEE); después fundó el semanario del arzobispado de Madrid Alfa y Omega, además de las editoriales Planeta+Testimonio, LibrosLibres y Voz de Papel, y dirige el portal de información religiosa más leído de España, Religión en Libertad.

Paco Pepe Fernández de la Cigoña empezó a publicar comentarios en noticias religiosas que veía en Internet hasta que abrió su propio blog, que se ha convertido el más seguido, consultado y temido de España, La cigüeña de la torre, en el portal Infovaticana.

Son, por tanto, dos de los mayores expertos en información religiosa que hay actualmente y, tras entrevistarles por separado, El Debate probó a ponerlos frente a frente.

— Paco Pepe, ¿cómo definiría a Álex Rosal?

— PP: Bueno, yo nunca trabajé con Álex, pero siempre me consideré amigo suyo y de su grupo, un grupo que yo creo que Dios trataba con mucho miramiento. A mí me parece que Álex ha conseguido algo que para mí sería imposible: dar un tono de educación, de buenos modales, de tratar las cosas de la iglesia santamente. Es realmente asombroso.

— Álex, ¿quién es Paco Pepe para usted?

— ÁR: Te agradezco mucho tus palabras, Paco Pepe, pero fíjate: yo estoy muy orgulloso, además de ser amigo tuyo, de ser amigo del bloguero de información de Iglesia más importante del mundo hispano. Hace años dejaste de contar tu número de visitas cuando iban por 70 millones; posiblemente ya han superado los 100 millones. Es una barbaridad.

— PP: Que me han visitado algunos con sumo desagrado. A mí me ha pasado varias veces que me presentan a un sacerdote. Me acuerdo de uno que era, en su tiempo, me parece que el ecónomo de León. Me lo presentan. Yo creo que el que me lo presentó lo hizo con cierta mala idea… Y me dice: Yo a usted no le leo nunca. Le respondí: Pues hace usted muy bien. No tengo nada que objetar a que usted no me lea. Pero va y me añade: Aunque lo que dice usted de Fulano y de Fulano, ¡eso es impresentable! ¡Porque yo que les conozco sé que no son como usted dice! Sulfurado y tal. Le dije: Pues si le gustara leerme, no sé cómo me iba a poner.

— ÁR: Bueno, hay una cosa, Paco Pepe, que tus lectores no saben, y es que tú eres uno de los principales expertos de la historia de España del siglo XIX.

— PP: Bueno, sí, algo sé…

— ÁR: … y eso también hay que ponerlo en valor, además de padre de familia, que de eso, muchas veces, no se dice nada y a tus hijos les has educado en la fe, y de eso puedes estar orgulloso.

«Un Gobierno espantoso»
— Vamos con temas variados. El Gobierno quiere suprimir el delito de ofensa de los sentimientos religiosos. ¿Qué opinión les merece?

— PP: Pues hombre, a mí el Gobierno me parece espantoso. Corrupción absoluta. Una vergüenza en casi todo lo que hace. En cuestiones religiosas, igual. Que quieran borrar la cruz del Valle de los Caídos es una aberración. Aunque, en este gobierno, casi me parece normal que quiera hacer eso.

— ÁR: Sí, pero fíjate, Paco Pepe: Estoy de acuerdo contigo en que este Gobierno es impresentable en todos los aspectos por su capacidad de mentir, de la corrupción y, sobre todo, de enfrentar a los españoles. Pero a mí, lo que más me preocupa es la falta de reacción del público en general y de los católicos en particular. Nuestra poca capacidad para despertar y darnos cuenta de cómo estos bárbaros están erosionando cada vez más la convivencia, nuestra democracia y las condiciones económicas. Y la reacción que tenemos es muy escasa.

— PP: Sí. Pero, oyéndote, tengo una discrepancia contigo. Los católicos somos mil quinientos millones, de los que la inmensa mayoría no va a misa, no cree en lo que la Iglesia cree, no ayuda económicamente a la Iglesia. Es un cuento chino… A lo mejor, los católicos realmente son 400 millones.

— ÁR: Bueno, pero es que esos católicos bautizados no están evangelizados en su gran mayoría. Son bautizados, son hijos de Dios, pero todavía queda el impulso de evangelización para que puedan seguir un camino adecuado. Tú y yo tenemos la gran suerte de haber tenido una familia, y eso es un regalo. Nos han inculcado la fe y la hemos podido vivir en un ambiente adecuado para que pueda germinar. Pero la gran mayoría de los católicos de África, o de América, o de Asia, por tradición familiar o cultural, son bautizados y prácticamente desaparecen de la Iglesia.

— PP: Pero a mí y a mis compañeros de curso en el colegio de los jesuitas de Vigo nos dieron a todos la misma formación religiosa. Todos eran de familias más o menos como la mía, que iban a misa y practicaban la religión. Y la mayoría dejó de practicar. Cierto que casi todos han seguido diciéndose católicos.

— Un tema espinoso el que señalan de los colegios católicos. En muchos de ellos, apenas se nota que lo son, ¿no les parece?

— PP: Sí, yo creo que la mayor parte de los colegios religiosos no son religiosos. Mis jesuitas fueron excelentes en la formación que me dieron; fue magnífica. Pero eso que dices es lo que está pasando actualmente.

— ÁR: En muchos ambientes católicos, se decía: Oye, yo llevo a mis hijos a la parroquia, o a la catequesis, o al colegio, y que me formen al hijo y me quedo tranquilo. Y eso es un gran error. O sea, el colegio puede ser un complemento magnífico a la educación de tus hijos. Pero la transmisión de la fe de padres a hijos, eso tenemos que recuperarlo otra vez. Los padres y los abuelos tenemos que darnos cuenta de que somos nosotros los principales responsables. Y no solo eso, sino que además la capacidad que tenemos de influencia en nuestros hijos o nietos es mucho mayor. Si lo dice un padre, una madre, un hermano o un amigo, es más importante a que lo diga el youtuber de turno. Tenemos que intentar hacer que las casas sean unos ámbitos de fe.

— Paco Pepe, se ha referido usted antes al Valle de los Caídos. ¿Cómo cree que va a terminar ese tema?

— PP: Pues va a depender de lo que esté dispuesta a bajarse los pantalones la Iglesia española, de si aceptan echar a los benedictinos o, por lo menos, al padre Cantera (el prior). Que ya es meterse en un regalismo como en tiempos de Carlos III. ¡El Gobierno decidiendo quién tiene que ser prior de una comunidad benedictina! Si la basílica deja de ser templo católico para convertirse en otra cosa, pues entonces eso se caerá solo, abandonado.

— ÁR: Yo tengo la esperanza de que este Gobierno corrupto no tenga tiempo para completar esa estrategia diabólica que quiere prácticamente hacer desaparecer el Valle de los Caídos. Y, como dice Paco Pepe, todo va a depender de la Iglesia o de los obispos. Y también de Roma.

— Y también de Roma…

— ÁR: Tiene un papel fundamental. Fíjate, Paco Pepe, que yo no tengo conciencia de que hubiera tantos políticos y ministros que, en un periodo de tiempo tan pequeño, han viajado a Roma a ver al Papa. O sea, hay una verdadera obsesión por influir en el Papa, sobre otras cuestiones, pero en especial sobre esta…

— PP: Hay que tener en cuenta que el Papa se caracteriza por mostrarse encantado por recibir a lo peor…

Dos líneas rojas
— El cardenal Cobo, recientemente, puso dos líneas rojas al Gobierno con el tema del Valle de los Caídos: Mantener una comunidad religiosa y que no se desacralizara la basílica…

— PP: Pero tampoco te puedes fiar. Está manteniendo una postura de enorme prudencia. Ahora ya ha dicho que está dispuesto a hablar. Hay cosas en las que yo pienso que con algunos no se pueden hablar. Pero bueno, también depende mucho de lo que dure el Papa en Roma. Tiene ya 88 años. Está más bien pachucho.

— Vamos con la Iglesia en Alemania. Otro tema espinoso…

— ÁR: Hace poco apareció en la Prensa un publicista alemán católico muy conocido ahí. Él decía que, desde el punto de vista del marketing, lo que están haciendo los dirigentes de la Iglesia alemana, si se aplicara a un producto, iría a la quiebra total. Continuamente se están lanzando mensajes a la gente de fuera de la Iglesia para que vuelva, cuando esos no quieren volver. Y, en cambio, se está despreciando de forma absoluta a los que están dentro. La verdad es que hizo una argumentación muy simplista, pero creo que muy cierta también. La Iglesia en Alemania ha perdido el rumbo eclesial y evangélico. No puedes estar en confrontación permanente con Roma. Y esto viene siendo así desde hace ya 30 ó 40 años. Pero es que, además, su modelo de Iglesia ha fracasado completamente. Lo que ellos han venido a decir es que queremos atraer más gente para que sea una iglesia potente numéricamente. Tenemos que convertir nuestras comunidades en algo ‘guay’. Y ese algo ‘guay’ es abrazar todas las ideologías posmodernas.

El hundimiento protestante
— PP: La Iglesia protestante se ha hundido todavía mucho más que la católica. ¡Y la estamos imitando! Ponemos a corregir a unas monjas que tienen vocaciones a espuertas, como las del Instituto del Verbo Encarnado, ¡a la religiosa de una congregación que se ha suicidado! Ponemos como modelo a la Iglesia alemana o a la anglicana en Inglaterra, que ya nadie es anglicano, no va nadie a los oficios.

— ÁR: Lo mismo que le pasa a los luteranos o calvinistas. Todas esas iglesias que han seguido la misma hoja de ruta se han hundido. Y algunos pretenden que las imitemos. Fíjate, Paco Pepe, que ya en los años 60, Ratzinger profetizó que la Iglesia del futuro iba a ser una Iglesia pequeñita formada por pequeñas comunidades, porque la cristiandad iba a morir. Y estamos ahora en eso.

— PP: Sí, sí.

— ÁR: Y, además, en el diálogo que tiene Dios con su Iglesia, con el mundo, siempre está presente el rescatar lo pequeño, los restos de Israel. Nunca se ha favorecido lo grande, sino lo pequeño. Capacitar a los que no eran capacitados. Elegirlos y, con su gracia, capacitarlos. El Señor siempre ha escogido pequeños grupos, casi podríamos decir minorías creativas, y les ha insuflado pasión, fuego. Y, a partir de ahí, esa savia nueva la ha introducido en la Iglesia. Yo estoy convencido de que en la Iglesia va a pasar lo mismo. A lo mejor tú y yo no lo vemos, pero el día de mañana posiblemente sea una iglesia mucho más pequeña, sin poder económico, que eso es una de las cosas posiblemente que la haya llevado a la destrucción. Una Iglesia rica y poderosa difícilmente puede ser evangélica.


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